jueves, 1 de agosto de 2013

Compartir Nº 140
Coraje de ser católicos
En Nowa-Huta (Polonia) la nueva ciudad que el gobierno polaco
construyó para doscientos mil obreros, un día apareció en un solar
inmenso una cruz que los mismos obreros habían hecho con dos postes de
teléfono. Inmediatamente, las fuerzas del orden público y el ejército
fueron a quitar aquella cruz. Los obreros dijeron: “Esta cruz la hemos
puesto nosotros en señal de que aquí habrá un templo construido por
nosotros”.
Arremetieron contra ellos. Hubo sangre y muchos heridos, pero los
obreros supieron defender aquella cruz y el gobierno se resignó a
retirarse. Habían querido construir una nueva ciudad sin Dios y los
mismos obreros les manifestaron su fe a prueba de sacrificios y de su
propia vida.
El Papa Juan Pablo II contaba que, cuando era cardenal arzobispo de
Cracovia, buscaban un local para dar catequesis a los niños y no lo
encontraban. Por fin, un matrimonio encontró un local nuevo y lo
ofreció. Al enterarse las autoridades comunistas, amenazaron a  aquel
matrimonio con la pérdida del trabajo, si dejaban aquel local para la
Iglesia. Pero aquel matrimonio respondió: Si nos quitan el trabajo,
saldremos a las calles a barrer o a mendigar.

Un regalo para el esposo

Era un matrimonio pobre. Ella hilaba a la puerta de su casa, pensando
en su marido. Todo el que pasaba se quedaba admirado de su cabellera
hermosa, larga y negra. El iba cada día al mercado a vender frutas. A
la sombra de un árbol se sentaba a esperar, sujetando entre los
dientes una pipa vacía. No llegaba el dinero para comprar un poquito
de tabaco. Se acercaba el día del aniversario de la boda y ella no
cesaba de preguntarse qué podría regalar a su esposo. Y además ¿con
qué dinero? Un día se le ocurrió una idea. Sintió un escalofrío al
pensarlo; pero, al decidirse, todo su cuerpo se estremeció de gozo.
Venderé mi cabello para comprar tabaco para mi esposo. Se imaginaba al
esposo sentado ante las frutas, dando largas bocanadas a su pipa.
Aromas de incienso y de jazmín darían al esposo la solemnidad y
prestigio de un verdadero comerciante. Sólo obtuvo por su cabello unas
cuantas monedas, pero eligió con cuidado el más fino estuche de
tabaco. Todo compensaba largamente el sacrificio de su cabello.
Al llegar la tardé del día del aniversario, regresó el esposo. Venía
cantando por el camino. Traía en su mano un pequeño envoltorio: eran
unos peines para su mujer. Los acababa de comprar tras vender su pipa.
¿Serías tú capaz de hacer lo mismo? Dice san Pablo que el amor es
paciente, servicial, no tiene envidia, no busca su propio interés, no
se irrita, no lleva cuenta del mal, se alegra con la verdad. Todo lo
disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca
muere (1 Co l3, 4-7).

Juego de la ouija

Es un juego espiritista en el que en un tablero, donde están las
letras del alfabeto, se coloca una moneda o copita, donde ponen los
dedos los jugadores, haciendo preguntas a algún difunto sobre alguna
cosa que desean saber. Es un juego peligroso, porque los que contestan
son demonios, que tratan de engañar y hacer daño a quien se acerca a
ellos. De hecho, es conocido que muchos de estos jugadores, que
frecuentemente son jovencitos, estudiantes de colegio, que lo hacen
por curiosidad, son afectados negativamente con problemas sicológicos.
Hasta en televisión han entrevistado alguna vez a jóvenes que han
practicado alegremente este juego con consecuencias desastrosas para
su vida.
Recuerdo a una jovencita que llevaba tres años sin poder dormir a
gusto, porque, cuando tenía quince años, jugó varias veces a la ouija
con sus amigas del colegio y algo malo se le había pegado.
Christopher Neil, en su libro “Los exorcistas”, cuenta el caso de una
colegiala que jugaba a la ouija con su compañera. El espíritu de un
profesor fallecido recientemente se apareció y le dijo que moriría en
un accidente de aviación. Lo trágico fue que tuvo que tomar un avión
para visitar a sus padres. Como es natural, estaba aterrorizada ante
la idea, pero, después que la hube exorcizado, perdió el miedo y tomó
el avión sin que ocurriese percance alguno. Otro caso es el de una
chica de origen judío, que había participado en una sesión a la edad
de doce años. Le afectó profundamente a través de pesadillas sobre
espíritus de difuntos durante más de dos años, pero el exorcismo la
curó.

Una niñita atraída por el sagrario

Una religiosa me cuenta el siguiente testimonio, ocurrido a una niña
de cuatro años. Esta niña había sido bautizada, pero sus padres eran
no creyentes y no practicantes. Apenas si la niña podía conocer el
nombre de Jesús por haberlo oído ocasionalmente alguna vez a otras
personas. Un día, la familia va en gira turística a otra ciudad. Entre
los lugares turísticos desean visitar una iglesia. Pero, en el momento
en que llegan, el párroco está cerrando la puerta y piensan retirarse
para no ser inoportunos. Sin embargo, la niña se pone a llorar,
diciendo: Jesús, Jesús, Jesús... El párroco, al escucharla llorar, se
acerca a la familia y accede a abrir la puerta y a explicarles las
obras de arte de la iglesia. Pero a la niña no le interesa lo que
dice, sino que apunta con el dedo al sagrario y sigue diciendo: Jesús,
Jesús, Jesús..., dejando asombrados a sus padres, que nunca le habían
hablado de que allí en la Eucaristía estuviera Jesús. La niña sentía
una misteriosa fuerza de atracción hacia el sagrario y no se detuvo
hasta que estuvo delante de él y pudo sonreír a Jesús, y mandarle
besos con amor. El párroco se quedó asombrado y su familia mucho más.
P. Ángel Peña.

Inflaron cifras para legalizar el aborto

El famoso doctor Bernard Nathanson dirigió una enorme clínica en Nueva
York, donde se realizaron 75.000 abortos, mientras estuvo como
director, habiendo practicado él mismo personalmente más de 5.000. Fue
uno de los principales promotores de la legalización del aborto a
petición en Estados Unidos. Él mismo reconoce que utilizaron el engaño
como arma para conseguir sus fines, asegurando, por ejemplo, que había
cada año 5.000 muertes por abortos clandestinos, cuando sólo eran
300... La misma estrategia que se ha usado en otros países: inflar e
inventarse cifras de muertes por aborto clandestino para sensibilizar
a la población a aceptar el aborto legal.
 En México para promover la legalización del aborto dijeron que en
1991 habían muerto 300.000 madres por abortos clandestinos, cuando
sólo fueron 220. Los proabortistas exageraron la cifra 1.400 veces
más. Sin embargo, en Irlanda, donde el aborto está prohibido, apenas
hay muerte de madres por abortos clandestinos Mientras que en USA hay
muchas muertes por complicaciones del aborto, suicidios consiguientes,
etc.  (P. Ángel Peña).

Vacío existencial

El famoso siquiatra austríaco Víctor Frankl (1905-1997), que, en las
cámaras de gas de los campos nazis de exterminio, perdió a su esposa,
a su padre, a su madre y a su hermano, y pudo sobrevivir él mismo a
estos horrores, dice que el hombre es naturalmente religioso, es
decir, que, en lo más profundo de su ser, hay un instinto religioso.
Quien reprime este instinto natural de creer en Dios, sentirá un vacío
existencial, que puede degenerar en una neurosis, por faltarle sentido
a su vida.
Hoy, que está de moda en algunos ambientes ser agnóstico o ateo o,
simplemente, vivir como si Dios no existiera, sería bueno que los
siquiatras propaguen sus conclusiones sobre las frustraciones
existenciales que esto trae consigo. Muchos no quieren creer en dogmas
ni en verdades religiosas, pero sí creen fácilmente en toda clase de
supersticiones y de ideas peregrinas de cualquier moderno científico.
Por eso, decía Chesterton, el gran convertido inglés: La desgracia del
hombre de hoy no es no creer en nada; sino, todo lo contrario,
creérselo todo.
Hoy, más que nunca, los consultorios de adivinos y magos o curanderos,
están llenos de clientes que dicen no creer en Dios o no practicar su
fe. Prefieren ir al siquiatra que a la iglesia. Y muchos siquiatras ya
les han recomendado que deberían ir al sacerdote a liberarse de sus
pecados y a reconciliarse con Dios, antes que a sus consultorios. A.
Peña.


NB. Todos los artículos de  este “Compartir” se han seleccionado de
los libros del P. Ángel Peña (109). Es un autor interesante y bien
informado. Te recomiendo leerlos en; www.libroscatolicos.org

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